Por: Marcelino Aparicio J.
La anunciada fusión del Centro de Entrenamiento Pesquero de Paita (CEP-PAITA) con Fondepes, es el último desatino del gobierno de Alan García Pérez contra nuestra provincia. Parece que García Pérez no se contentó con nombrar a uno de sus amiguitos como presidente del directorio del CEP -el tal Martín León Trelles, que también es compadre del alcalde Piura, José “El Loro” Aguilar, a quien le sacó un jugoso contrato para vender combustible- sino que ahora, el líder aprista quiere quitarle toda la autonomía al CEP, una institución que dejaba bien en alto el nombre de Paita y que incluso estaba en el escalafón de organismos descentralizados más eficientes del país.
No se sabe quién le metió esto en la cabeza del presidente; pero sin duda los “antipaiteños” están por todos lados y pululan como moscas en chiquero de chancho con triquina. El CEP fue creado durante la dictadura de Alberto Fujimori, pero cumplió a cabalidad su cometido y rápidamente se puso a la vanguardia en tecnologías pesqueras. Muchos pescadores paiteños se capacitaron en sus instalaciones y es una pena que la mano de un político como García venga a destruir un hito en la historia de Paita.
¿Qué busca Alan? ¿Qué las órdenes en el CEP-PAITA las de desde una cómoda oficina ubicada en Lima? Lo que pasa es que los burócratas apristas quieren estar cerca del poder limeño y les apesta las provincias; por eso a uno de esos “malnacidos” se le ocurrió quitar autonomía a CEP-PAITA.
ES UNA MEDIDA DICTATORIAL
García borra con las patas lo que hizo con las manos ya que más allá de “bla, bla, bla” de su reciente visita de una semana a Piura, parecía que el hombre se identificaba con la Región Piura. Pero, una vez más, nos equivocamos.
¿Y mientras tanto qué dice la clase política porteña? Ni pío. Cierra la boca, se asusta de las órdenes emanadas desde Lima. Nadie osa contradecirlas y si lo hacen, lo hacen a media voz. (“Hay que romper el pacto infame de hablar a media voz”, decía el gran maestro de maestros, don Manuel González Prada, en “Horas de Lucha”, una obra fundamental de peruanidad, que desgraciadamente ni siquiera conocen de su existencia algunos “dignos” representantes de la “clase dirigente” paiteña)
Lo que deberían hacer es convocar a la población para rechazar esta medida de corte dictatorial, que atenta contra la autonomía de Paita y no hace sino reivindicar el carácter centralista del gobierno de García.
Los trabajadores del CEP-PAITA se encuentran luchando desde hace varios años por la moralización de esa institución. En verdad, se trata de una batalla solitaria que dan para dignificar su centro de labores. No es posible que ellos sigan solos en la lucha.
Por lo menos los partidos políticos de Paita deberían emitir un comunicado dando a conocer su punto de vista y rechazando esta acción que García respalda con su rúbrica. Es hora que despierten y se pongan a trabajar. ¿O acaso es cierto que los partidos políticos paiteños existen sólo en periodo electoral, cuando se ponen como locos en busca de la mamadera municipal?
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